Derechos humanos en Colombia (10 de octubre 2017)

Fuente: En Vero Español
Autora: Francesca N.
El 10 de octubre de 2017
Revisión: Yura Bertha Gonzalez Hechavarria

 

Opinión: Escándalo de corrupción en la Corte Suprema de Justicia de Colombia

En Colombia se está produciendo un hecho de connotación histórica gracias a las Agencias de Cooperación Internacional. Se ha logrado la investigación y detención a particulares, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y funcionarios de entidades del Gobierno Nacional, lo que ha puesto al descubierto una red de corrupción donde se cobraban coimas para fallar de acuerdo a las necesidades del o de los clientes de turno.

Así, el director de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía General de la Nación, Luis Gustavo Moreno Rivera fue detenido el pasado junio debido a que con su antiguo socio de oficina y la supuesta autorización del Honorable Presidente (H.P.) de la Alta Corte – a quien llamaba “papá” – solicitaba, cobraba y extorsionaba a aquellos que tuvieran determinada capacidad de pago y, a los que se negaban, les gestionaba su pronta detención dentro de los procesos.

Entonces, cabe preguntar al H.P. José Leonidas* : ¿Qué pasó con esa persona que hablaba de rectitud, ética y moral en sus clases de procedimiento penal en el Instituto de Pensamiento Liberal? ¿En qué momento se alejó del camino de la imparcialidad, el esfuerzo y la adquisición del conocimiento como fuente de riqueza intelectual y económica que tanto promulgaba? ¿Dónde quedó ese profesor exigente con sus clases y conceptos? ¿Adónde  fueron a parar las advertencias que hacía a sus alumnos si consideraban el plagio?

Leonidas caminaba como palomo, saludaba alzando la ceja y siempre cambiaba su tono cuando las féminas querían participar en clase, se le notaba un poco incómodo.

Las sentencias de estudio que evaluaba en nuestras clases eran de las mejores, de las decisiones más importantes tomadas por la intachable Corte Suprema de Justicia que operaba a finales de los años 90.

Sin embargo, parece que el poder, la fama y el alto cargo que ocupó durante ocho años pudieron más que sus buenas intenciones de formar profesionales en derecho, y entró en un camino que hoy le pasa cuenta de cobro, ojalá mucho más alta que la que exigían sus lazarillos a los amedrentados clientes que no tenían otra opción que pagar o terminar condenados. Algunos eran merecedores de la sentencia, otros no, a falta de suficientes pruebas. No hablo sólo por los casos de políticos, sino también por el ciudadano de a pie.

Lastimosamente, el derecho es una profesión de interpretación. Lo que para el rey ….nidas es un hecho real y concreto, para el magistrado de turno no tiene por qué serlo. He aquí donde nace una inseguridad jurídica que ha llevado a que se desconozcan las líneas jurisprudenciales, se ha fallado de acuerdo con la posición que más se acomode a quien tenga la plata para pagarla o al que tenga el poder político para nombrar personal en las diferentes entidades del Estado.

Ante tal hecatombe jurídica, algunos consideramos oportuno que se cree un plan de contingencia para revisar los casos fallados por los magistrados señalados. Algunos, conscientes de su falta, reconocieron haber pagado cuantiosas sumas de dinero y creo que puede haber otros que pagaron aunque aún no haya llegado el momento de saberlo.  

Pero, ¿Qué sucede con los que no tuvieron acceso a los buenos oficios de lazarillos de las Altas Cortes? ¿Qué sucede con los condenados simplemente porque familiares de los poderosos políticos así lo quisieron? ¿Dónde quedó esa posibilidad de justicia verdadera que ejercía la Corte Suprema de Justicia?     

Quedó en lo que está de moda: tener contactos, hacer y deber favores, cobrar por nombrar a un familiar o amigo, vincular una persona a una investigación, archivar un proceso, eso es lo “in”, cenar con el político de la región, acomodar la justicia de acuerdo al libreto que dicte el hermano, hijo, primo o amigo del gamonal de la región, en eso se convirtió el deber ser.

El hecho de no actuar como anteriormente se planteó, conllevaba a una declaración de insubsistencia, a la no asignación a un cargo, a que se le pidiera la renuncia, a la no renovación de un contrato, al traslado a zonas de orden público o de difícil acceso, entre otras.

Sea esta la oportunidad para hacer un llamado a las diferentes universidades que gradúan profesionales sin las exigencias de años atrás, donde obtenían el titulo los que más se esforzaban y no los vivos que se hacían amigos del profesor.

Así las cosas, quiero concluir afirmando que después de las crisis pueden venir grandes cambios. No está de más que se nos dé a los colombianos la oportunidad de volver a tener a magistrados inteligentes, estudiosos, preparados y dignos de ocupar sus cargos.  

Arduo trabajo el que van tener los honorables magistrados que salgan bien librados de este trance. Lo digo porque visualizo una gran cantidad de solicitudes de revisión a las sentencias proferidas por el cartel de la Corte, actividades que deberán desarrollarse con lupa, o tal vez no, los corruptos estaban tan seguros de que sus fallos jamás serian revisados por sus iguales.

Gracias Mussa, Ñoño, Kiko, Gnecco, porque como dijo un gran filósofo “se les chispoteó”  y abrieron la puerta a lo desconocido.

 

* El Dr. Leónidas Bustos fue magistrado ponente encargado de estudiar el recurso de la ciudadana canadiense Judith Brassard, y cuyo proyecto de resolución resultó en la confirmación de la condena para la canadiense el 26 de junio de 2013.

 

A continuación:

Semana revela en exclusiva las conversaciones que Alejandro Lyons y Leonardo Pinilla tuvieron en Miami. Las grabaciones de la DEA evidenciaron la telaraña de corrupción que había en la Corte Suprema de Justicia: aquí.